Por Jesús M. Escamilla
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28 de abril de 2020
Nos encontramos en un momento de alarma sanitaria debido al coronavirus que conlleva un cambio de rutinas, actividades y hábitos en nuestra vida en general que, en determinadas situaciones, se hace particularmente complejo , como por ejemplo, cuando un familiar con el que convivimos tiene Alzheimer o cualquier otra enfermedad neurodegenerativa. El cierre de centros de día, el no poder salir a dar un paseo, la prohibición o restricción de visitas a la residencia, la dificultad para ir a ver a familiares a su casa, o la convivencia de 24 horas, genera inquietud y sobre esfuerzo que debemos manejar de la mejor manera posible. Es recomendable, procurar mantener la calma, teniendo en cuenta que las dificultades de comprensión propias del deterioro cognitivo conllevan, además, que quienes lo padecen tienen una mayor dificultad para comprender y asimilar la nueva situación. Ante esta emergencia sanitaria todos debemos cuidarnos para paliar las consecuencias que esta situación puede generar , sobre todo para evitar que el sistema sanitario se colapse y que las personas más vulnerables enfermen. Como seres bio psico sociales que somos, tenemos que cuidar nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra esfera social . Todas estas facetas, además de interactuar entre ellas, se ven afectadas, en mayor o menor medida, por la situación actual de confinamiento. La preocupación por gestionar de la mejor manera posible el día a día en obligado confinamiento, unida a la incertidumbre por el impacto que esta situación pueda tener en distintos ámbitos (económico, social, sanitario…), tanto a nivel individual como colectivo, puede conducir a un estado de estrés y ansiedad . Esta reacción es comprensible, pero hemos de procurar afrontar la situación desde la serenidad. La convivencia familiar ininterrumpida no siempre es fácil de gestionar y, con un familiar con deterioro cognitivo o demencia, es aún más compleja . Claramente, la situación actual exige dotarse de una buena dosis de paciencia, tolerancia y empatía, que solo desde el amor, el conocimiento (y auto conocimiento) y la responsabilidad puede afrontarse con sensación de control de uno mismo. Manejar el aumento en la sobrecarga del cuidador: la ansiedad y el estrés pueden provocar la disminución de nuestras defensas y afectar a nuestro sistema inmunológico, y estamos en unos momentos en que lo necesitamos bien fuerte. Algunos de los síntomas que nos indican que estamos sufriendo altos niveles de ansiedad son: Físicamente: palpitaciones, taquicardia, boca seca, sensación de opresión en el pecho, molestias gástricas, dificultad en conciliar el sueño.... Mentalmente : dificultad de concentración, irritabilidad, incapacidad para tomar decisiones, pensamientos negativos... Emocionalmente : miedo, desesperación, sensación de falta de control, síntomas depresivos... Los adultos mayores, especialmente en aislamiento y aquellos con deterioro cognitivo / demencia, pueden convertirse en más ansiosos, enojados, estresados, agitados y retraídos mientras está en cuarentena . Para tratar de minimizar el impacto de esta situación en nuestra salud y bienestar, así como en los de la persona a quien cuidamos, pueden ser de gran utilidad las siguientes recomendaciones tratando de ajustarse a las características personales y posibilidades Brinda apoyo práctico y emocional a través de redes informales (familia/cuidadores). Practica el acompañamiento psicológico: escucha activa, mantener rutinas y mismos horarios para las actividades, iniciar actividades terapéuticas y lúdicas con ellos: tareas de lápiz/papel, cartas, parchís… La música y ver fotos antiguas son herramientas para reducir los niveles de ansiedad y agitación Control exhaustivo de la salud por profesionales sanitarios: médicos, enfermeras… Comparte hechos simples sobre lo que está sucediendo. Brinda información clara sobre cómo reducir el riesgo de infección en palabras que las personas mayores con / sin deterioro cognitivo pueden entender. Repite la información cuando sea necesario. Las instrucciones deben comunicarse en una forma clara, concisa, respetuosa y paciente Nos podemos apoyar que la información sea por escrito o en imágenes. Involucrar a su familia y otras redes de apoyo para proporcionar información y ayudarlos a practicar medidas de prevención (por ejemplo, lavado de manos, etc.). En situaciones de confinamiento, intenta tanto como sea posible mantener sus rutinas diarias personales, laborales y familiares. Haz uso del correo electrónico, redes sociales, videoconferencia y teléfono para mantenerte en contacto con amigos, familiares y seres queridos